miércoles, 24 de julio de 2013

DESAFÍOS NACIONALES

En consecuencia, el Partido Fe asume los grandes DESAFÍOS que enfrenta actualmente la Argentina que conciernen a la Nación y su comunidad, tanto en lo interno de su organización social o productiva, como en lo que se refiere a su participación en el sistema mundial. Interpretamos que los desafíos nacionales pueden agruparse en cuatro grandes categorías: Aspectos institucionales y políticos, aspectos sociales, aspectos económicos y aspectos internacionales.
Aspectos internacionales
La política exterior, la gestión de los asuntos externos de la República, la defensa nacional se definirán en función en función de los intereses permanentes de la nación, con una visión a largo plazo a fin de preservar la independencia, la seguridad y la soberanía nacional. Será un objetivo nacional el logro de un aumento de nuestro prestigio, credibilidad e influencia en el contexto de la comunidad de naciones.
El mundo globalizado y complejo del presente abre en nuestro horizonte un desafío creciente de oportunidades y riesgos que debemos asumir con responsabilidad e inteligencia. La política exterior y en general la estrategia internacional de la Argentina debe adaptarse a las nuevas realidades del contexto internacional en el que actúan los Estados, las empresas, los individuos, los organismos internacionales y las sociedades nacionales.
Debemos repensar nuestros objetivos nacionales en el mundo aceptando la gran mutación que avizoramos para el siglo XXI. La búsqueda de un creciente peso e influencia tanto en lo que hace a la gestión de las relaciones bilaterales como a nuestra participación en el sistema multilateral, es un factor decisivo para la negociación y promoción de nuestros intereses.
Debemos poner fin a los continuos incidentes y reiteradas controversias externas muchas veces dictadas por la ideología, los intereses gubernamentales de carácter coyuntural o los confusos objetivos de nuestra política.
La construcción de un espacio de integración y coordinación de políticas en la región sólo puede profundizarse en base a la confianza recíproca y la búsqueda de coincidencias en los criterios y objetivos de las políticas. Tenemos un destino compartido con los países de América Latina.-
Es imprescindible y urgente confirmar nuestro compromiso estratégico con el Mercosur y convenir con nuestros socios un programa para su profundización y perfeccionamiento.
Debemos definir una posición clara en materia de seguridad internacional en la región y en el seno de la O.N.U. en coordinación con otros países de América Latina, así como construir una posición negociadora sólida en el ciclo de las negociaciones comerciales multilaterales que se desarrollan en la Organización Mundial de Comercio.
Proponemos redefinir las relaciones actualmente enfriadas y distantes, con otros países.La recuperación de las islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur, junto al afianzamiento de nuestra soberanía sobre la Antártida Argentina es un imperativo histórico de nuestra política exterior.
En general la política internacional debe asumirse como una política de estado que represente sin partidismos el sentimiento y los intereses de la opinión prevaleciente frente al mundo exterior, a la vez de ser un instrumento para el logro de nuestros objetivos nacionales. Muchos de nuestros compromisos y negociaciones internacionales tienen una directa influencia en las decisiones y conductas domésticas, por lo tanto no podemos separar lo que ocurre dentro de nuestras fronteras de lo que pasa fuera de ellas, y viceversa.
Si el fin de la guerra fría ha desactivado los reflejos ideológicos, la globalización obliga al Estado a hacerse cargo con eficacia e inteligencia de su papel estratégico. En ese sentido propondremos una reforma de los métodos de trabajo de la gestión y organización de la Cancillería a fin de optimizar el trabajo de nuestras misiones en el exterior.
Debemos poner fin a la improvisación y los cambios permanentes de nuestra política así como la práctica de dejar las negociaciones externas de la nación en manos de personal inexperto y transitorio. Reafirmamos, por ello nuestra preferencia por un servicio exterior profesional y de carrera como ocurre en la gran mayoría de los países.
El deterioro de nuestro prestigio y credibilidad en el exterior es tan vergonzoso como los litigios que acosan crecientemente a la República desde tribunales extranjeros. Ninguna ventaja obtendremos en continuar confrontando estándares y normas de conducta acordadas por el sistema mundializado en que vivimos, en vez de respetar compromisos ya asumidos y ganar amigos que nos permitan establecer acuerdos políticos y flujos de todo tipo favorables a la promoción de nuestros intereses nacionales. 

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